¿Cómo pasear a un perro reactivo a la correa?
Pasear a un perro reactivo a la correa puede ser una experiencia embarazosa y abrumadora. Los ladridos, gruñidos y comportamientos precipitados asociados a la reactividad a la correa son difíciles de controlar y pueden dar a otras personas la impresión de que tu perro es agresivo.
Pero lo cierto es que la mayoría de los perros reactivos a la correa no son lo que parecen y, con un adiestramiento constante, pueden convertirse en ciudadanos caninos ejemplares.
¿Qué es la reactividad a la correa?
«Reactividad» es un término genérico para referirse a comportamientos caninos que suelen ir desde el miedo a la frustración, pero que en algunos casos si pueden ser auténticas agresiones.
Dado que la reactividad a la correa parece amenazadora, es fácil suponer que el perro está preparado para una pelea, pero en muchos casos este comportamiento es una maniobra defensiva para aumentar la distancia con el factor estresante percibido y no una invitación a pelear.
Algunos perros reactivos a la correa experimentan «frustración de barrera«, lo que significa que el perro está irritado porque se le impide acercarse a la persona o al perro del horizonte. Los perros con frustración de barrera pueden ser perfectamente amistosos y apropiados cuando no llevan correa, pero se vuelven reactivos cuando no se les permite acercarse a su objeto de interés durante los paseos.
¿Cómo adiestrar a tu perro reactivo con la correa?
El primer paso hacia el éxito en el adiestramiento de perros es utilizar las herramientas adecuadas. Los perros reactivos a la correa deben pasearse con una correa de longitud fija de entre 1.2 y 1.8 metros.
Las correas retráctiles son peligrosas para la mayoría de los perros, pero son especialmente perjudiciales para los perros reactivos porque permiten que haya demasiada distancia entre el perro y el tutor. También, es importante que siempre se use arnés para salir a pasear, esto reduce la tensión en el cuello, la cual puede aumentar los niveles de estrés.
Trabajar con un perro reactivo a la correa requiere premios increíbles que sean mejores que una galleta normal. Opta por premios novedosos, húmedos y de gran valor, como trocitos de pollo, o premios liofilizados.
También es útil acostumbrar a tu perro a un marcador de comportamiento antes de empezar el adiestramiento con correa. Un marcador, como un clicker o una palabra como «sí», es una forma estupenda de ayudar a tu perro a establecer una conexión entre sus acciones y las recompensas que recibe.
Acostumbrar a tu perro al sonido del clicker o a un marcador verbal claro es una forma estupenda de evitar las distracciones ambientales propias del trabajo al aire libre.
El primer objetivo al abordar la reactividad a la correa es establecer la distancia a la que tu perro puede ver un factor estresante sin reaccionar. A esta distancia, tu perro estará alerta al estímulo en el horizonte, lo que significa que lo verás "fijarse" en él, pero no estará tan cerca como para ladrarle.
La «zona de seguridad» permite que tu perro procese tanto el estímulo como el adiestramiento sin perder la calma
El adiestramiento en el mundo real puede suponer un reto, ya que nunca se sabe lo que va a pasar a la vuelta de la esquina, lo que significa que puede que tengas que subir por las entradas o agacharte detrás de los coches para mantener esa importante barrera
Una vez que empieces a trabajar en la reactividad a la correa de tu perro, evita que se acerque lo suficiente a un factor estresante como para que reaccione. Si tu perro se niega a comer premios durante un paseo, es probable que esté estresado porque tú está demasiado cerca del estímulo.
El núcleo del adiestramiento para la reactividad es ayudar a cambiar la percepción que tiene tu perro del desencadenante. En lugar de ser una fuente de estrés o frustración, tu perro aprenderá a asociar el estímulo de forma más positiva si lo combinas con premios de gran valor. Sigue estos pasos para establecer la conexión:
- Para empezar, marca el momento en que tu perro percibe un desencadenante en el horizonte con el clicker o el marcador verbal y dale inmediatamente un premio.
- Sigue moviéndote con tu perro y repite este proceso de marcar y recompensar continuamente, manteniendo la distancia de seguridad, hasta que pierda de vista el detonador.
- Prepárate para marcar y recompensar en cada paseo y cada vez que se encuentre con un desencadenante: no existe un "paseo de adiestramiento" y un paseo "normal" cuando se trata de un perro reactivo a la correa.
Ten en cuenta que este tipo de adiestramiento puede resultar estresante para los perros, incluso manteniendo la amortiguación. Si tu perro tiene dificultades para concentrarse en ti, puede significar que ha sido empujado más allá de su límite durante el paseo y necesita volver a casa.
Con constancia, tu perro empezará a entender que ver a otros perros hace que ocurran cosas buenas, en concreto, deliciosos premios. Sabrás que tu perro ha aprendido la lección cuando se encuentre con un factor estresante a distancia y, en lugar de centrarse en él, tu perro se vuelva hacia ti, como diciendo: "Sé que me das premios cuando veo esas cosas". Celebra este momento con muchos elogios y recompensas.
Llegados a este punto, en lugar de ofrecer a tu perro continuas recompensas cuando vea un desencadenante, puedes empezar a esperar a que levante la vista hacia ti y recompensarla por ese comportamiento en su lugar. Elogia a tu perro por elegir centrarse en ti y continúa caminando.
Intenta marcar el momento exacto en el que tu perro aparta la cabeza de la persona, la moto, la bicicleta o el perro para que entienda que apartar la mirada merece una recompensa (la precisión del clicker es especialmente útil en esta lección).
Una vez que tu perro se gire sistemáticamente para mirarte cuando vea un desencadenante, puedes reducir gradualmente el tamaño de la zona de seguridad. Observa atentamente el lenguaje corporal de tu perro para asegurarte de que sigue sintiéndose cómodo y confiado a medida que se acerca a los estímulos.
Si parece nervioso o vuelve a comportamientos anteriores como jalar la correa, vocalizar, o es incapaz de apartar la mirada, vuelve a la última distancia a la que parecía tranquilo.
Ten en cuenta que este tipo de adiestramiento tiene sus altibajos, así que no te sorprendas si tu perro sufre algún contratiempo. Cambiar la percepción que un perro tiene de un estímulo que antes le asustaba o frustraba no es algo que ocurra de la noche a la mañana, pero te sorprenderá lo rápido que tu perro puede aprender a ver a otros perros y personas como amigos y no como enemigos.
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